09 dic

¡HAS PERDIDO EL JUICIO!

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¡Has Perdido El Juicio! es una obra cómica de 10 personajes escrita en 2020 por María del Mar Chicón Pascual (Málaga, 1978).

Consta de trece escenas repartidas en tres actos.

Argumento breve de la obra: Alocada y divertida obra de teatro donde un prestigioso juez será víctima y verdugo de su propio secuestro.

 

 Personajes:

Juez Lamata (Manolo)

Carmencita (la imputada)

Abogada (Clara Ponte)

Fiscal (Don Josemi)

Secretaria (Virginia)

Médico forense (Carlos Castro)

Esposa del médico forense (Pilar)

Cartera

Limpiadora 1 / policía 1

Limpiadora 2 / policía 2

Preámbulo

Se enciende el escenario acompañado de una música divertida de acción y se observa a un hombre en calzoncillos amordazado, atado de pies y manos, intentando soltarse, pero le es imposible, es el juez Lamata. Se vuelve a oscurecer el escenario.

Primer Acto

Al encenderse de nuevo las luces, nos encontraremos con la escenografía y el atrezo de la obra, ya colocado. Hay una mesa grande al fondo en el centro con varias sillas, la silla del centro es la más grande. Sobre la mesa algunos folios y carpetas. Todo muy ordenado. Hay varias sillas en ambos lados del escenario. Una silla en el centro mirando hacia el público. Nos encontramos en una sala de juicio del Juzgado número 22 de algún municipio perdido de España.

1º Escena

(Entran por el lado de la derecha del escenario, la abogada de oficio, le sigue Carmencita)

Abogada: (Llevando una carpeta y varios papeles) Pase, pase, no sea tímida… pasaremos varias mañanas aquí, se va a tener que acostumbrar a esta sala

(Carmencita entra tímidamente observando todos los detalles de la sala, asombrada y a la vez algo asustada)

Abogada: Mi nombre es Clara Ponte y soy su abogada de oficio asignada (le ofrece la mano para saludarla)

(Pero Carmencita sigue entretenida mirando de un lado a otro y no se da cuenta)

Abogada: (Le retira la mano) ¿Qué le sucede? ¿no le gusta este lugar? mejor que la cárcel es

Carmencita: No, no, está todo bien, es que en la tele parecen estos sitios más grandes

Abogada: ¿En la tele?

Carmencita: (Ilusionada) ¡En las películas! ¡Uy! ¿me van a poner la máquina de la verdad? (tocándose el pecho y los dedos) (cambiando el tono de voz a presentadora de televisión) ¡y el resultado es… VERDAD!

Abogada: (Se pone seria) Señora doña Carmen Campos como abogada de oficio que la represento, le recuerdo que no estamos en ninguna televisión, ni mucho menos, todo esto es real, siéntese por favor, (ofreciéndole con la mano la silla del centro del escenario) necesito entrevistarla para la vista de hoy, solo tenemos una hora para que dé comienzo (mirando el reloj)

Carmencita: (Se sienta en la silla) ¿Solo una hora? pero si nos acabamos de conocer, ¡qué barbaridad!, ¡después dicen que la justicia va lenta!

Abogada: (Mirando los papeles que lleva sobre la carpeta) Señora doña Carmen Campos veo que se ha presentado una acusación contra usted…

Carmencita: (Interrumpe) ¿A mí? a mí no se me ha presentado nadie… aparte de usted, claro… (mirando de un lado a otro por si la escuchan) ¡aquí la gente es muy mal educada… ya no le digo en el calabozo! ni unos buenos días por la mañana, ni unas buenas tardes por la tarde, ni unas buenas noches por….

Abogada: (Interrumpe) ¡Señora doña Carmen!

Carmencita: Carmencita, llámeme Carmencita

Abogada: Doña Carmen prosigo…

Carmencita: (Interrumpe) Prosigo no, Campos… Carmencita Campos

Abogada: (Suspira) Continúo, usted está como im-putada de un delito…

Carmencita: (Interrumpe) ¡Muy bien dicho! todo esto es una gran putada

Abogada: ¡Me refería a que ha sido acusada de un delito!

Carmencita: ¡Ah sí, de un delito injusto! (poniendo una pizca de dramatismo)

Abogada: ¿A qué se refiere con injusto?

Carmencita: ¿El qué?

Abogada: Porque en materia de antijuridicidad es importante destacar su relación con la tipicidad…

Carmencita: ¿Con la qué?

Abogada: Así, teniendo en cuenta lo dispuesto por la doctrina, el término de «injusto» hace referencia al hecho antijurídico en sí, sin embargo, el Código Penal admite de forma indirecta que pueden existir diversos grados de lo injusto. Esto, responde a una gradación del injusto desde una perspectiva objetiva y a la vez subjetiva, ya que la antijuridicidad es predominantemente, pero no sólo, objetiva; de forma que un hecho será más o menos disvalioso en atención a los elementos subjetivos concurrentes y así un hecho doloso será más grave que uno imprudente; los elementos subjetivos del tipo podrán privilegiar o agravar ¿Le ha quedado claro?

Carmencita: (Con la boca abierta y sin parpadear) …Totalmente

Abogada: ¿Alguna pregunta?

Carmencita: (Aún en shock) Ninguna

Abogada: Me alegro, porque me gusta dejar las cosas muy claras (sonriendo a Carmencita)

Carmencita: (Pensando en voz alta) Ésta de clara solo tiene el nombre

2º Escena

(Son interrumpidas por dos personas que entran por el lado izquierdo del escenario)

(Son el juez Lamata y su secretaria)

Juez Lamata: (Dando órdenes a la secretaria, mientras ella va anotando todo en una libreta) Quiero que me tenga informado en todo momento de cada movimiento que haga la acusación particular…

(Ambos se detienen cuando se dan cuenta de la presencia de Carmencita y su abogada)

Secretaria: (Sorprendida) ¿Qué hacéis aquí?

Carmencita: Aquí sentada… ¡oye! solo me faltan las palomitas para ver la peli esta…

Abogada: ¡Shisss! (regañando a Carmencita para que se calle) Perdonar nuestra osadía ilustrísimo señor, me he tomado quizás estas equivocadas confianzas para preparar con mi representada la sesión de esta mañana.

Secretaria: (Seria) Muy equivocadas confianzas, cierto.

Abogada: Lo sentimos profundamente, nos marchamos ya… si ya habíamos terminado (empujando disimuladamente a Carmencita para que se levante de la silla)

Carmencita: (Carmencita se levanta) ¿Ya? ¿ya no hay más preguntas?

Abogada: Venga ¡vamos, vamos! (La abogada agarra el brazo de Carmencita y la va empujando mientras se van marchando)

Juez Lamata: (Muy serio, grita) ¡Esperad!

(Carmencita y la abogada se paralizan y se giran a la vez hacia el juez, algo asustadas)

Juez Lamata: (Cambiando el tono más amigable) No hace falta que os marchéis con tanta prisa

Abogada: Ah, ¿no?

Carmencita: Ha dicho que no

Juez Lamata: Me gustaría quedarme a solas un momento con la imputada

(Carmencita y la abogada se miran)

Carmencita: ¿Con quién se quiere quedar a solas?

Abogada: Con usted

Carmencita: (Sorprendida y asustada) ¡¿Conmigo?!

Secretaria: No creo que sea el trámite más correcto señor…

Juez Lamata: (Interrumpe, restando importancia) Solo será un momento

Carmencita: (Hacia la abogada, agarrándola con miedo) Yo no me quedo a solas con el iluminado señor éste…

Abogada: ¡Se dice ilustrísimo señor! (Disimulando sonriendo hacia el juez intenta soltarse de Carmencita)

Carmencita: ¡Con el inmaculado señor éste! (no quiere soltar a su abogada del brazo)

Abogada: ¡I-lus-trí-si-mo! (termina de empujar a Carmencita hacia adelante)

Secretaria: Esta bien, os dejamos

(La secretaria y la abogada se marchan por el lado derecho del escenario)

3º Escena

Carmencita: Qué buen día hace hoy, ¿eh?

(El juez Lamata no le contesta, la va rodeando observándola con las dos manos cruzadas en la espalda, a veces se acaricia la barbilla, pensativo)

(Hay un silencio muy incómodo y algo cómico con las miradas de Carmencita hacia el juez entre miedo y curiosidad)

(El juez se para al lado de Carmencita)

Juez Lamata: (Serio y seco) Muy bueno

Carmencita: ¿Qué?

Juez Lamata: (Serio y seco) Hace un día muy bueno

Carmencita: (Sonríe algo intimidada) Ah si

Juez Lamata: Carmen Campos

Carmencita: (Levanta un poco la mano hacia arriba) Presente

Juez Lamata: Casada con…

Carmencita: (Interrumpe) Viuda

Juez Lamata: (Muy sorprendido) ¿Viuda? ¿cómo que viuda? que sepamos su marido no ha fallecido…

Carmencita: (Muy dramática) Ay ilustrísimo señor del Sagrado Corazón, esa información solo la conozco yo. Que yo sé que a mi Manolo le ha pasado algo, pero algo muy malo, porque para que no sepa nada de él desde que entré en la cárcel, mi Manolo a mí eso no me lo hace, ¡desaparecer así¡, sin decir nada…

Juez Lamata: Igual ha tenido que ausentarse por algún motivo importante (Se asoma un poco hacia la entrada principal, el lado derecho del escenario, para comprobar que no viene nadie)

Carmencita: Mire usted, para mi Manolo lo único importante era yo, mi Manolo debe de estar bien muertito para no dar señales de vida…

Juez Lamata: (Cambiando el tono de voz y abriendo los brazos) ¡Que soy yo, Carmencita!

Carmencita: ¿Cómo dice?

Juez Lamata: ¿No me reconoces la voz, mujer?

Carmencita: (Tartamudea) la… la… la voz… di… dice…

Juez Lamata: ¡Tu Manolo! ¡que soy tu Manolo!

Carmencita: ¡Ay, madre del amor hermoso! quien dijo que todo esto no era una película (se desmaya sobre los brazos del juez Lamata)

Juez Lamata: ¡Carmencita! ¡Carmencita!

4º Escena

(El juez Lamata tumba con mucho cuidado a Carmencita en el suelo)

Juez Lamata: Pero cariño, ¿estás bien? (intenta reanimar a Carmencita, que se encuentra tumbada en el suelo, dándole palmaditas en la mano y en la cara)

(En ese momento entra el fiscal)

Fiscal: Pero ¿qué ha pasado? (se acerca corriendo para ayudar)

Juez Lamata: Tranquilo, ha sido un simple desmayo, nada grave…

Fiscal: ¿Quién es esta mujer?

Juez Lamata: Es la imputada Carmen Campos

Carmencita: (Entre murmullo semi inconsciente) Carmencita… llámeme Carmencita…

Juez Lamata: ¡Ves! Ya está mucho mejor, no se preocupe…

Fiscal: De todos modos, voy a pedir ayuda (se va hacia la puerta)

Juez Lamata: Que no hace falta, de verdad, se lo agradezco, pero cuanta más personas aquí dentro dando calor, mucho peor…

Fiscal: (Desde la puerta) Voy a avisar al médico forense mejor, en seguida vuelvo (se marcha)

Juez Lamata: (Grita) ¡Que no hace falta!

(Carmencita se va despertando poco a poco y se va reincorporando)

Carmencita: Ay que dolor de cabeza tengo… he tenido una horrible pesadilla (mira al juez)

Juez Lamata: Cariño, ¿ya estás mejor?

Carmencita: Ay, Dios mío, que no ha sido un mal sueño, que ha sido real

Juez Lamata: Ay, lo que has liado en un momento, mi amor. El fiscal ha ido a avisar al médico forense y llegarán en cualquier momento…

Carmencita: Pues que avise a un psiquiatra mejor, ¿no? Porque usted no está muy bien del coco…

Juez Lamata: Carmencita te juro por nuestro perro Snoopy que soy yo, Manolo

Carmencita: ¿Cómo sabes que tengo un perro llamado Snoopy?

Juez Lamata: ¡Buena idea!, pregúntame todo lo que quieras sobre Manolo, así comprobarás que soy yo…

(Carmencita lo mira extrañada, pero se anima a hacerlo)

Carmencita: A ver… ¿apellidos de mi marido?

Juez Lamata: Cabra López

Carmencita: No, no, algo más personal… veamos … talla de pantalón

Juez Lamata: (Responde veloz) 44

Carmencita: Talla de zapato

Juez Lamata: (Responde veloz) 41

Carmencita: calzoncillos

Juez Lamata: (Responde veloz) La L

(Carmencita lo mira de arriba abajo aún con dudas)

Carmencita: Fecha de nuestra boda

Juez Lamata: El 12 de octubre de 1975, en la Iglesia Santo Domingo de Asís, llevabas el vestido prestado de tu hermana y te quedaba algo corto, así que no pudiste ponerte tacones…

Carmencita: (Interrumpe) ¡Ay! ¡mi Manolo!

(Se abrazan)

Carmencita: Pero, ¿dónde te habías metido cretino? tanto tiempo que ya ni te reconozco (se calla un momento y lo mira fijamente) y ¿desde cuando eres juez?

Juez Lamata: Que no mujer, es una larga historia. Me tuve que ausentar para operarme…

Carmencita: ¿Operarte?

Juez Lamata: Si, me he cambiado toda la cara, ¿no lo ves?

Carmencita: (Muy enfadada) ¿Yo en la cárcel sin saber nada de ti, y tú como el Kiko Matamoros ese haciéndote la cirugía estética? (le golpea con el bolso) ¡te voy a matar! ¡y esta vez sí que voy a cometer un delito de verdad!

Juez Lamata: ¡Que no, mujer! ¡que todo esto lo he hecho para que no entres en la cárcel! ¡déjame que te explique!

Carmencita: Buena la explicación tiene que ser para convencerme de que no te mate

Juez Lamata: Me he puesto la cara del juez Manuel Lamata

Carmencita: ¿Lamata? ¡te mato! (levanta el bolso para darle)

Juez Lamata: ¡Espera! ¡el juez Lamata es el juez que te va a juzgar!

Carmencita: (Aún enfadada) ¿y tú cómo sabes eso?

Juez Lamata: Pues… pues… no hay mucho que saber tampoco, es el único juez que hay en este apestoso pueblo… y según mis investigaciones realizadas, a través de un prestigioso abogado…

Carmencita: (Levantándole la mano a Manolo para pegarle) ¿¡Manolo, Manolo, cuánto dinero te has gastado!?

Juez Lamata: ¡Ay! ¡estate quieta, mujer! ¡déjame que te cuente! gracias a este abogado tengo toda la información necesaria para sacarte de este boquete

Carmencita: (Aún enfadada) ¡Que no necesito toda esa información, Manolo! ¡que no te enteras! ¡que soy inocente! ¡para eso están las pruebas y mi abogada de oficio!, que tiene una lengua…

Juez Lamata: Ay cariñito mío, este juez Lamata sentencia siempre a todo el mundo como culpable, es un juez muy recto y duro de roer ¡no podemos arriesgarnos!

Carmencita: Y entonces, ¿cuál es el plan que propones?

Juez Lamata: ¿No te das cuenta, mujer? ahora soy yo el que te va a juzgar porque me he convertido en él y diré que eres inocente

Carmencita: Y ¿no había otra forma mejor de hacerlo? no sé, ¿algo más sencillito que cambiarte el rostro? por ejemplo, chantajear al juez o comprarlo, porque dinerito seguro que tenías, ¿eh? ¡que te habrás gastado una fortuna con todo esto! (Con tono de enfado)

Juez Lamata: ¿Comprarlo? ¿chantajearlo? imposible. Según mis investigaciones, el señor Lamata es el juez más limpio e impoluto que existe en todo el país, y por lo del dinero, no te preocupes mujer, que no ha sido tan caro como piensas, me he operado en China, que allí está todo más “balato”.

Carmencita: (Con ironía) Sí, todo a 1 €. Pues como el resultado tenga la misma calidad que en los chinos…

Juez Lamata: No digas eso porque me han dejado estupendamente, ni la secretaria, ni el fiscal, ¡nadie, se ha dado cuenta!

Carmencita: Vale… bueno… y ¿si aparece de repente el verdadero Lamata? ¿Qué hacemos?

Juez Lamata: Tranquila, no nos molestará. Está amordazado en los archivos, allí no entra nadie, solo hay papeles y mucho polvo. Lo tengo bien custodiado.

Carmencita: (Muy orgullosa) Custodiado, dice… ¡Ay! ¡mi Manolo hablando como un juez!

Juez Lamata: Hice mis deberes… he estudiado mucho.

Carmencita: ¡Ay, mi Manolo! ¡ahora es más listo que antes! y ¡más guapo también!

(Carmencita lo agarra y lo besa)

(Se besan apasionadamente)

5º Escena

(En ese momento entran el fiscal y el médico forense donde presencian toda la escena de amor)

(El fiscal tose, para avisar de su presencia)

(El juez Lamata y Carmencita se sueltan y se reincorporan rápidamente)

Juez Lamata: (Intentando disimular y cambiando el tono de voz) Todo solucionado doctor, le estaba haciendo una reanimación… pulmonar… ya se encuentra mucho mejor, ¿no es así, señora?

Carmencita: Si, si, estoy estupendamente (tose) ya se me ha quitado lo que tenía en la garganta.

Médico forense: Bueno, de todos modos, me gustaría hacerle una revisión, si no le importa.

Carmencita: No creo que haga falta.

Fiscal: Yo creo que sí, va a dar comienzo la sesión en unos minutos y usted debe de estar en óptimas condiciones.

Médico forense: No durará mucho, le prometo que será algo breve y rutinario, por favor acompáñeme a la consulta que está aquí al lado.

Carmencita: Esta bien (sonriendo al juez y bromeando) me marcho con el forense ¡qué yu yu!

(Carmencita se va junto con el médico forense por el lado derecho del escenario)

(Quedándose el juez Lamata y el fiscal a solas)

Fiscal: ¿Qué? (Le da un codazo al juez Lamata sonriéndole en plan colega, e indicando con la cabeza la puerta por donde se ha marchada Carmencita)

Juez Lamata: ¿Qué de qué?

Fiscal: ¿No tienes nada que contarme? ¿eh?

Juez Lamata: (Serio e incómodo) No, en estos momentos no tengo ninguna diligencia en mente…

Fiscal: (Se ríe) ¡Pero hombre! ¡que no hace falta que te pongas con el papel de juez delante mía!

Juez Lamata: ¿Cómo dice?

Fiscal: ¡Que ya estamos los dos solos! ¡MANOLO! (sonriendo) que yo me doy cuenta de todo…

Juez Lamata: (Con cara desencajada y tocándose el rostro) Creía que nadie se había dado cuenta…

Fiscal: Venga desembucha, que entre nosotros no hay secretos

Juez Lamata: Señor García… yo…

Fiscal: ¿Señor García? (Se ríe)

(El juez Lamata no entiende el motivo de la risa, pero lo acompaña riéndose él también)

Fiscal: Llevas 20 años llamándome Josemi, bueno te gusta más “don Josemi”, ¡porque eres todo un cachondo mental! (se ríe)

Juez Lamata: (Se ríe también, llevándole la corriente) Si, soy todo un cachondo, eh.

Fiscal: Lo que yo no sabía es que además de gustarte las prostitutas…

Juez Lamata: ¿¡prostitutas!?

Fiscal: Te gustaban también las futuras condenadas… porque de reanimación pulmonar nada, de nada, cabroncete… (se ríe)

Juez Lamata: (El juez Lamata se da cuenta de la confusión y le sigue la corriente) Vaya, sí que me ha pillado con las manos en la masa, eh. Es que no me he podido controlar, es tan guapa esa mujer…

Fiscal: Puf, si tú lo dices, para gusto colores, ¿no?

Juez Lamata: ¿eh?… Bueno, don Josemi yo te rogaría que mantengamos esto en secreto, al menos por un tiempo…

Fiscal: (Se ríe) Pues no tenemos secretitos tú y yo ni nada (le golpea en la espalda “cariñosamente”) pues claro ¡hombre!, ¡para qué están los amigos!, ahora que te pido un favorcete…

Juez Lamata: ¿Cuál?

Fiscal: Compartir tu agenda negra conmigo (le guiña un ojo)

Juez Lamata: (Que no tiene ni idea a lo que se refiere le contesta con otro guiño) De acuerdo, eso está hecho

Fiscal: ¡Perfecto! oye que antes vine para decirte que nos vemos esta noche donde siempre, ¿ok?

Juez Lamata: Ah ¿pero también hay juicios nocturnos?

Fiscal: (Se ríe) Pero ¡qué cachondo estás hoy! venga, no me falles eh, y recuerda que nos espera “la helicóptero” (tocándose los pechos)

Juez Lamata: ¿La helicóptero?

Fiscal: ¡A donde llega levanta polvo! (se marcha riéndose)

Juez Lamata: (Pensando en voz alta) Creo que va a ser más difícil ser el juez Lamata de lo que me imaginaba en un principio. (Mirando el reloj) ¡Ostras! se me hace tarde y no quiero retrasarme, me voy a mi despacho a terminar de preparar cosas.

(Se marcha por el lado izquierdo del escenario, que es donde se encuentra su despacho)

(Apagón y música)

Segundo Acto

(Seguimos en la misma sala de juicio, solo han pasado unos minutos cuando…)

6º Escena

(Aparece el médico forense por el lado derecho del escenario, hablando a través del móvil con su esposa, en la otra mano lleva una especie de bisturí, está muy alterado y le tiembla la voz y el cuerpo)

Médico Forense: (Sin bajar la guardia, mirando siempre de un lado a otro, por si aparece alguien) ¡No cariño, no me digas que me tranquilice! lo siento mucho, pero ¡ya no aguanto más! ¡no lo puedo soportar! ¡20 años! se dice pronto, 20 años amenazándonos este juez de mierda, 20 años de pánico, pasándole sustancias estupefacientes por miedo a que nos haga algo… (pequeño silencio) ¿que dónde estoy? ¿tú qué crees? estoy a punto de entrar a su despacho… (pequeño silencio) ¿no te lo puedes imaginar? voy a rajarle el cuello… (pequeño silencio) me da igual entrar en la cárcel, y sabes lo que te digo, que hasta merece la pena arriesgarse, de todos modos soy yo el médico forense, borraré todas las pruebas (se ríe como un loco) ¿cómo no se me había ocurrido antes?… (pequeño silencio) ¿cómo dices? que si querida, en eso te doy toda la razón, ¡me estoy volviendo completamente loco! pero por culpa de este miserable, ruin, mezquino, depravado…

(En ese momento entra por el lado derecho la secretaria)

(El médico forense disimula y esconde su bisturí en su bata de médico)

Médico forense: (Sigue hablando por teléfono, pero esta vez disimulando, cambiando el tono de voz) Que si mujer, que llegaré para cenar contigo, no te preocupes… (le dice adiós a la secretaria con un gesto y se marcha rápido para quitarse del medio) ¿hay estofado de patatas? qué rico…

(La secretaria pone cara de sorpresa al verlo allí solo, pero luego no le da mayor importancia y continúa adelante para entrar al despacho del juez Lamata, pero justo en ese momento sale el juez, buscando algo)

Juez Lamata: ¡Ah, Virginia! ¿no habrás visto por algún sitio una agenda de color negra, ¿no?

Secretaria: No, no me suena, no la he visto nunca. Miraré en el otro despacho (se marcha al despacho, lado izquierdo del escenario)

(El juez Lamata sigue buscando la agenda entre las cosas que hay sobre la mesa. En ese momento llega una mujer de Correos con un pequeño paquete certificado)

Cartera: (Masticando chicle) Buenos días, busco a don Manuel Lamata Torres, tengo un paquete urgente a su nombre

Juez Lamata: Aquí no es (sigue con su búsqueda)

Cartera: (Hace una pompa con el chicle) ¿Usted podría decirme donde está el juez Lamata? Me habían dicho que lo encontraría aquí

Juez Lamata: ¡Ay sí! ¡si soy yo! Je je qué despiste…

Cartera: (Le acerca una carpeta) Tome, firme aquí y ponga su DNI

Juez Lamata: (Preocupado) ¡¿el DNI del juez Lamata?!

Cartera: si, su DNI (le presta un bolígrafo)

Juez Lamata:  Ah, si… pues… no me acuerdo del número

Cartera: Coja su documento nacional de identidad y lo mira

Juez Lamata: (Tocándose la ropa) No lo llevo encima… creo que me lo he dejado en casa (firma e intenta coger el paquete)

Cartera: (Le retira el paquete para que no lo coja) Sin DNI no hay paquete…

Juez Lamata: Pero mujer, ¡si soy un juez! ¡la plena autoridad!, no voy a engañarla…

Cartera: (Que lo mira de abajo a arriba mientras mastica su chicle) He visto de todo con este trabajo, vuelvo dentro de un rato, asegúrese de tener su DNI a mano (se marcha)

Juez Lamata: ¡Mierda! ahora tengo que conseguir el carnet del fastidioso juez Lamata, se me acumula el trabajo (al girarse ve a su secretaria Virginia en el otro lado del escenario, va en ropa interior muy sexy con un batín de raso abierto y en una postura muy seductora)

Juez Lamata: ¡Coño, Virginia! ¡¿qué haces sin ropa?!  (se tapa los ojos con una mano para no verla desnuda) vas a coger frío, mujer…

Secretaria: (Con voz sensual) Eres todo un cachondo, papaíto…

Juez Lamata: Si un cachondo, eres la segunda persona que me lo dice esta mañana, ¡anda vístase!

Secretaria: (Algo celosa) ¿Es que hay otra mujer?

Juez Lamata: no, era un hombre el que me lo dijo, ¡vístase por favor!

(La secretaria se acerca y se tumba sobre la mesa, tirando los papeles de un plumazo al suelo)

Juez Lamata: Pero ¿qué haces mujer? que estaba todo muy ordenado. Cuando lo vea la limpiadora… me vas a crear enemigos con esa actitud tan poco cívica.

Secretaria: Me encanta cuando te pones de buena persona con lo malote que eres ¡tómame ahora! (mirando el reloj) siempre te ha gustado hacerlo antes de un juicio…

Juez Lamata: (Pensando en voz alta) Joder con el juez Lamata, me quedo muerto. Mire Virginia, ahora no tengo tiempo de nada, me voy al archivo un momento a coger una cosa, ¡que nadie se acerque a molestarme! Y vístase, como la vea mi mujer así me va a matar (se marcha corriendo)

Secretaria: (Muy sorprendida) ¡¿Su mujer?! ¡si usted me dijo que no estaba casado! (se reincorpora y se coloca bien el batín)

7º Escena

(Entra Carmencita, de espalda, porque va mirando a la puerta de entrada para asegurarse de que no la sigue nadie, y al girarse se asusta al encontrarse a Virginia.)

Carmencita: (Grita asustada) ¡Ahh! perdona, pensé que no había nadie, me marcho (se gira para irse)

Secretaria: (Con tristeza) Espere, si buscas a su abogada de oficio aquí no está

Carmencita: (Un poco nerviosa) Pues… no exactamente… buscaba al…  al juez Lamata…

(La secretaria al escuchar el nombre de su juez se pone a llorar desesperadamente)

Carmencita: (Saca un pañuelo del bolso con rapidez y se lo entrega a la secretaria) pero ¿por qué lloras, mujer? (con preocupación) ¿no le habrá pasado algo al juez?

Secretaria: (Llorando muy dramática) ¡Lo peor que podría pasar!

Carmencita: ¡Ay, Dios mío! ¡¿se ha muerto?!

Secretaria: (Llorando y despechada) ¡Si! ¡para mí se ha muerto!

Carmencita: ¿Cómo que para usted? Uno cuando se muere, se muere para todo el mundo

Secretaria: ¡20 años he estado en la sombra!

Carmencita: ¿Usted también ha estado en la cárcel?

Secretaria: ¡20 años aguantando en silencio!

Carmencita: ¿Almorranas?

Secretaria: 20 años ocultándome con frialdad

Carmencita: Pues abríguese, mujer… que la veo con muy poca ropa… normal que pase frío

Secretaría: ¡20 años ha tardado el juez para decirme que está casado!

Carmencita: Y felizmente casado…

Secretaria: (Para de llorar) Y usted ¿cómo lo sabe?

Carmencita: Solo hay que verle la cara para verlo, su esposa debe ser una gran persona…

Secretaria: (Llora de nuevo) ¡Durante 20 años he sido la otra y yo sin saberlo!

Carmencita: ¿Cómo que la otra? ¿la otra, otra? ¿se refiere a ser la otra? (pensado en voz alta) ¡esta vez sí que lo mato!

(La secretaria se sube a la mesa, se coloca de pie en el borde)

Secretaria: ¡No soporto esta vida cruel!

Carmencita: Pero ¿qué hace?

Secretaria: ¡Apártese! voy a suicidarme

Carmencita: Déjese de tonterías y bájese de ahí ahora mismo, que no quiero ser testigo otra vez de un suicidio, que ya bastante tengo con un muerto a mis espaldas como para sumar otro más.

Secretaria: (Dramática) No quiero seguir viviendo sin mi papaíto

Carmencita: No se mueva, voy a pedir ayuda…

(En ese momento entra la mujer del médico forense)

Mujer del médico forense: (Gritando y muy acelerada) ¡No! ¡No lo hagas!

Carmencita: ¡Contra! ¡Qué rápido ha venido la ayuda!

Mujer del médico forense: Perdonar el asalto… creía que estaría aquí mi marido

Secretaria: (Muy dramática) ¡¿Es usted la esposa?!

Mujer del médico forense: (Muy asustada) … si…

Carmencita: ¿Cómo? Eso es imposible…

Mujer del médico forense: ¿Dónde se encuentra mi esposo?

Secretaria: (Con tristeza) Creo que me dijo que se iba al archivo, y que quería estar solo o que nadie lo molestara o algo de eso… ains, no me acuerdo bien

Mujer del médico forense: Ay pobrecito, se habrá escondido… allí, asustado…

Carmencita: Pues mejor que siga escondido, porque en cuanto salga… yo, lo mato

Secretaria: ¡No tiene perdón!

Mujer del médico forense: Ay Dios mío, lo entiendo perfectamente, no debería de haberlo hecho, pero pensar en lo que ha pasado mi marido en estos últimos 20 años de sufrimiento… ¡Ya no podía más!

Secretaria: ¡Oiga! (se baja de la mesa) ¡cómo se atreve a decirme eso! que para él fueron 20 años llenos de placeres de la carne…

Carmencita: (Cada vez más enfadada) ¡Menudo guarro!

(En ese momento entra de nuevo la cartera con el paquete)

Cartera: Buenos días, busco al juez don Manuel Lamata Torres

Mujer del médico forense: (Muy dramática) ¡Está muerto!

Secretaria: ¡Para mí también está muerto!

Carmencita: Y yo en cuanto lo vea, lo mato

Cartera: (Comiendo chicle) A ver, que no me entero bien, ¿está muerto o no está muerto?

Mujer del médico forense: ¡Sí!

Carmencita: No

Secretaria: Para mí si

Cartera: Ofú, vaya día llevo, miren no tengo todo el día, tengo que hacer más entregas y paso de volverme de nuevo con el paquete otra vez a cuesta. Necesito el número del DNI del juez y me voy veloz

Secretaria: ¡Sé dónde lo guarda! un momento (se marcha corriendo al despacho)

Cartera: (A Carmencita y a la mujer del médico) Creía que estos lugares eran más mesurados, pero veo que hoy tenéis fiesta pijama (Con ironía).

Mujer del médico forense: (Llorando) ¡Hoy ha sido un día horrible!

(Sale la secretaria del despacho con el DNI en la mano)

Secretaria: Aquí está el carnet

(La cartera apunta el número y entrega el paquete a la secretaria)

(Carmencita y la mujer del forense rodean a la secretaria, las tres están deseando de conocer el contenido del paquete, pero… las tres miran a la cartera que aún no se ha ido)

Cartera: Sabéis que es un delito abrirlo si no sois el destinatario ¿no?…

(Las tres la siguen mirando serias sin contestar)

Cartera: Está bien, tranquilas… lo he pillado… ya me voy (se marcha)

(Las tres comienzan a abrir el paquete muy nerviosas)

(La secretaria termina de abrirlo y saca una nota)

Carmencita: Una nota, ¿qué pone? ¡lee!

Secretaria: “Querido Manolillo mío, como sé que te gusta tanto probarte mi ropa interior, te envío esta prenda íntima, que sé que es tu preferida. Espero que te traiga suerte y te acuerdes de mí cada vez que la lleves puesta”, firmado: tu putita Purita, “La Puri”.

(Las tres levantan la mirada al frente, no se pueden creer lo que han escuchado, nadie se atreve a decir ni una sola palabra, no se escucha ni una mosca, hay un silencio cortante en el ambiente)

(La secretaria saca muy despacito la prenda que hay dentro de una caja, es un sujetador talla 100 por lo menos, rojo, sexy y a la vez hortera)

(Hay un pequeño silencio mientras las tres observan el sujetador que cuelga de la mano de la secretaria)

Secretaria: (en shock) … Fetichista

Carmencita: (en shock) … Travelo

Mujer del médico forense: … Además de narcotraficante…

Secretaria y Carmencita: ¿¡Narco?!

Cartera: (Desde la puerta, asomando solo la cabeza) ¡Vaya con la Puri, menudos melones!

Secretaria: (Gritando) ¡Lárguese!

Carmencita: La que se va a alargar voy a ser yo… ¡Ya no aguanto más!

Secretaria: ¿Pero a dónde vas, mujer? que ya mismo comienza tu juicio

Carmencita: ¡Voy a buscar a mi abogada para pedir los papeles del divorcio! (se marcha)

Secretaria: Pero bueno, y a ésta ¿qué bicho le ha picado ahora?

Mujer del médico forense: Ni idea, pero déjela, igual se ha acordado ahora que quiere divorciarse de su marido

Secretaria: ¿Y usted qué va a hacer ahora?

Mujer del médico forense: (Con tristeza) ¿yo? ¡no lo sé aún!

Secretaria: Imagino que se divorciará del juez…

Mujer del médico forense: ¿Yo? ¿del juez… Lamata?

Secretaria: Claro

Mujer del médico forense: ¡No! yo no soy la esposa del juez Lamata ¡Líbrame Dios mío! (se santigua)

Secretaria: Usted dijo que era su esposa cuando le pregunté

Mujer del médico forense: A ver, creo que ha habido un terrible error con tantos nervios, yo soy Pilar, la esposa de Carlos Castro, el médico forense…

Secretaria: Anda, vaya horrible confusión…

Mujer del médico forense: Y tan horrible…

Secretaria: (Intrigada) Entonces, ¿dónde estará la verdadera esposa del juez Lamata?

Mujer del médico forense: Pues en su casa, yo que sé, luego se lo preguntas a él, oye que ¡me tengo que ir veloz! necesito encontrar a mi marido, creo que aún llego a tiempo (se marcha corriendo)

Secretaria: ¡¿A tiempo para qué?!  (pensando en voz alta) pero bueno ¿qué le pasa aquí a la gente hoy? se han vuelto todos locos (en plan dramática) si es que debería de haberme suicidado antes…  (mira al sujetador que aún lo tiene en la mano) ¡agg! ¡qué asco! (lo deja caer al suelo con desprecio y se marcha al despacho del juez, por el lado izquierdo del escenario)

8º Escena

(Por el lado derecho del escenario, entra una limpiadora cantando copla, con la escoba en la mano utilizándolo de micrófono)

(Al terminar de cantar y de bailar saluda al público como si escuchara aplausos)

Limpiadora 1: ¡Gracias! ¡gracias querido público! gracias… (en ese momento que se inclina para saludar se da cuenta del gran desorden que hay en el suelo) ¡Uy! pero ¿y este desorden que hay? (mirando los papeles que antes arrojó la secretaria al suelo) (grita) ¡Puri! ¡Puri! (entra otra limpiadora con un mocho)

Limpiadora 2: Pero ¿qué pasa con tanto grito?

Limpiadora 1: ¡Mira con lo que me he encontrado!

Limpiadora 2: ¿Y esto?

Limpiadora 1: Pues menos mal que se me ha ocurrido pasarme por la sala justo antes del juicio, ¡si es que una no se puede relajar ni un segundo! ¡que aquí la gente es muy guarra, Puri! mucho hablar de la ley y el orden, pero aquí orden, tienen muy poco.

Limpiadora 2: Cierto, y mucho dar órdenes, pero nadie ordena nada. Bueno, ¿y qué me dices de los chicles? eso es otro misterio, me encuentro todos los días chicles pegados debajo de las mesas, ¿quién come chicle aquí?

Limpiadora 1: ¡Que la gente es muy guarra, Puri!

Limpiadora 2: Pero que muy guarra…

(La Limpiadora 1 se percata del sujetador en el suelo y se agacha a cogerlo)

Limpiadora 1: ¡Anda!  ya entiendo de dónde viene este desorden (mirando el sujetador) ¡aquí ha habido meneo del bueno! (se ríe)

Limpiadora 2: (Sorprendida desagradablemente) Pero ¿qué hace el sujetador tirado en el suelo? (Se lo quita de las manos)

Limpiadora 1: ¿Es tuyo?

Limpiadora 2: (Avergonzada) No, por Dios (se lo entrega rápidamente)

Limpiadora 1: (Abriendo el sujetador entre las dos manos y acercándoselo a la Puri) Pues es de tu talla, eh…

Limpiadora 2: ¡Anda! pero ¡qué tonterías más gordas dices!

Limpiadora 1: (Mirando el sujetador) Gordas, gordas, bien gordas…

Limpiadora 2: ¡Trae! (le quita el sujetador de nuevo) lo voy a llevar a objetos perdidos, por si alguien pregunta por el (lo guarda en su bolsillo y sigue limpiando).

Limpiadora 1: Puri, que hay mucha confianza entre nosotras…

Limpiadora 2: ¿Cómo dices?

Limpiadora 1: Digo, que no tienes que disimular delante mía… que te he descubierto…

Limpiadora 2: No tengo ni idea a qué te refieres

Limpiadora 1: Que si te ha gustado ¡quédatelo! yo no voy a decir ni mu…

Limpiadora 2: ¡No me gusta quedarme con cosas que no son mías! ¡Anda calla y ordena!

Limpiadora 1: ¡A tus órdenes! (se ríe)

(Continúan limpiando entre cánticos… La limpiadora 1 se va marchando de la escena poco a poco mientras barre, quedándose sola la limpiadora 2 fregando el suelo debajo de la mesa… cuando entra el juez Lamata por la puerta de entrada, lado derecho del escenario)

9º Escena

(El juez Lamata no se percata de la presencia de la limpiadora)

Juez Lamata: (Pensando en voz alta mientras va entrando) ¡Maldito juez! ¡que no ha querido darme mi DNI!

Limpiadora 2: (Que lo observa desde atrás) Bellaco… mezquino…

Juez Lamata: ¿Eh? ¡Perdone señora, no sabía que estaba usted aquí limpiando!

Limpiadora 2: Pordiosero…

Juez Lamata: Perdone si le he pisado lo fregado… me quito de en medio ahora mismo y no estorbo más (cruza el escenario, para dirigirse a su despacho, dando saltos para pisar lo menos posible el suelo)

Limpiadora 2: Asqueroso…

Juez Lamata: (Muy nervioso no sabe dónde colocar los pies ni por donde pisar) ¡Señora! ¡es que no sé por dónde usted ha fregado o por donde no! ¡perdóneme si le estoy pisando, pero es que tengo que pasar a mi despacho! (dando saltos)

Limpiadora 2: ¡Guarro!

Juez Lamata: ¡Pero señora! me está usted poniendo nervioso con tantos “piropos…” se puede saber ¿qué le pasa?

Limpiadora 2: (Sacando el sujetador del bolsillo) ¡Mira!

Juez Lamata: Ajam… muy bonito, si

Limpiadora 2: ¡Me lo encontré tirado en el suelo!

Juez Lamata: Vaya, la gente puede llegar a ser muy dejada…

Limpiadora 2: ¿La gente?

Juez Lamata: Bueno, ya me entiende, hay gente para todo… déjeme que le pregunte a mi secretaria, igual ella sabe algo de todo esto… por preguntar…

Limpiadora 2: Pero Manolillo mío… ¿me estás tomando el pelo?

Juez Lamata: (Pensando en voz alta hacia el público) Ay madre… este juez Lamata es un cretino… ¿con ésta también? …. (cambiando el tono con la limpiadora) mujer, que ya me conoces que soy muy bromista…

Limpiadora 2: Si, si te conozco bien… pero sigo sin entender porqué tiraste mi sujetador al suelo…

Juez Lamata: Mujer… es una larga historia… que ahora mismo… ya no tiene importancia ni solución… hay que olvidar… (sujeta a la limpiadora entre los hombros, cariñosamente) pensemos mejor en el futuro… y no en el pasado…

Limpiadora 2: Pensemos mejor en el presente… ¡aquí y ahora!

Juez Lamata: Aquí, allí… ahora o ahora después… ¡qué más da! venga mujer, anima esa cara y a seguir trabajando como buena…

Limpiadora 2: (Interrumpe) Póntelo

Juez Lamata: ¿Cómo dices?

Limpiadora 2: (Dándole el sujetador) ¡Póntelo aquí y ahora!

Juez Lamata: Mujer, creo que no es ni el momento… ni el lugar… ni la prenda adecuada para mí

Limpiadora 2: ¡Pero si a ti te encanta ponerte mi ropa interior! (se acerca más y le observa fijamente la cara sujetándole la barbilla con una mano) ¿qué te ocurre Manolillo mío? te noto muy raro y diferente…

Juez Lamata: (Se suelta rápidamente y se aleja un poco) A Manolillo tuyo no le sucede nada… solo que tiene mucho trabajo ahora… esto que pides no puede ser, mujer…

Limpiadora 2: ¡Pero si a te importa un pepino tu trabajo!

Juez Lamata: (Pensando en voz alta hacia el público) Definitivamente, este juez es un canalla

Limpiadora 2: ¡Venga póntelo! ¡o gritaré!

Juez Lamata: ¡No, no! ni se te ocurra… tú tranquilita, eh… que Manolillo tuyo se lo pone en un segundo (quitándose la chaqueta) pero me lo coloco un momento y te marchas en seguida, eh

Limpiadora 2: (Contenta y más relajada) Está bien

(El juez Lamata se pone el sujetador por encima de su camisa blanca)

Juez Lamata: ¿Contenta?

Limpiadora 2: (Se acerca cariñosa al juez) Pero si yo lo hago por ti, que sé que te encanta hacer todas estas cosas… y más si es en el trabajo… (la limpiadora le da un beso en los labios) eres mi Manolillo mío de siempre… ahora me voy más contenta (se marcha cantando con el mocho)

Juez Lamata: (Pensando en voz alta) Y yo pensando que la toga no me iba a gustar… ¡prefiero la toga mil veces! (se escucha un ruido) ¡mierda! creo que viene alguien (se esconde detrás de su mesa)

(Sale Virginia, ya vestida del despacho y cruza el escenario, se dirige hacia la salida principal, no se percata de la presencia del juez, que sale de su escondite en cuanto se marcha Virginia)

Juez Lamata: Y yo creía que mi secuestro iba a ser lo más emocionante que viviría este juez… ¡pero si toda su vida es un estrés constante! ¡qué barbaridad!

(En ese momento vuelve a entrar la cartera de nuevo con un sobre)

Cartera: Buenos días, señor Manuel Lamata…

Juez Lamata: ¡Ah! ¡qué susto me ha dado, mujer!

Cartera: (Masticando chicle) Tengo una carta para usted

Juez Lamata: Lo siento, no he podido conseguir mi DNI…

Cartera: No se preocupe, esta carta no es certificada, tome… (se la entrega)

Juez Lamata: ¿Y con el paquete de antes? ¿qué va a ocurrir?

Cartera: El paquete de antes ya lo lleva usted encima (le guiña un ojo) a disfrutarlo (se marcha)

Juez Lamata: (Pensando en voz alta) Mejor no preguntar… (abre la carta y lee) “Estimado señor Lamata, le recordamos que le queda solo 48 horas para devolvernos lo que nos pertenece, de no ser así procederemos a lo prometido, aténgase a las terribles consecuencias” anónimo… qué será lo que debe… vete tú a saber… un hombre que se pone sujetador… puede ser cualquier cosa… bueno, qué más da, a mí esto no me afecta en absoluto, dentro de 48 horas espero estar muy lejos de aquí (rompe la carta) y ahora a preparar el juicio ¡y a ponerme la toga! (se marcha a su despacho)

(Oscuro)

Tercer Acto

(Seguimos en la misma sala de juicio. Están presentes el juez Lamata, el fiscal, la secretaria, Carmencita y su abogada de oficio, todos están colocados en sus sitios respectivos)

10º Escena

(Carmencita cruza los brazos)

Abogada: ¡No cruces los brazos!

(Carmencita la mira muy seria, pero le hace caso, luego cruza las piernas)

Abogada: ¡No cruces las piernas!

Carmencita: ¡Ofú! ¿en serio?

Abogada: No cruce ni los brazos ni las piernas

Carmencita: Y eso ¿por qué?

Abogada: Porque es señal de que ocultas algo

Carmencita: ¿¿Yo?? aquí el que oculta algo es otro (resignada se mete las manos en los bolsillos)

Abogada: ¡Tampoco metas las manos en los bolsillos!

Carmencita: ¡Me estás poniendo muy nerviosa con tantas prohibiciones!

Abogada: Escúcheme con atención doña Carmen, haga todo lo que yo le diga, mire siempre a quien le pregunte, no hable cuando no le toque ni haga gestos ostensibles

Carmencita: ¿Osten… qué?

Abogada: Y no se le ocurra bajo ningún pretexto bajar la cabeza cuando declare la parte contraria

(El juez Lamata coge su mallete golpeando fuertemente, todos se asustan un poco y dan un repullo sobre sus sillas)

Juez Lamata: Bien… comenzamos… (inseguro mira a Virginia) se declara abierta la sesión por la señora secretaria…  

Secretaria: (Se pone de pie) Buenos días, (mira el reloj) siendo las 12:16 minutos de la mañana del 6 de noviembre del 2022, en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción de Villanueva de la Concepción. Procedimiento Abreviado, Juicio Oral número 16, barra 2022. Doy la palabra a la abogada de oficio doña Clara Ponte que leerá el escrito de defensa.

(Se sienta la secretaria y se pone de pie la abogada)

Abogada: Buenos días a todos los presentes, comienzo a leer mi escrito. (Lee) Estamos en disconformidad con los hechos relatados por el Ministerio Fiscal en su escrito de acusación. Ya que los hechos no son constitutivos de infracción penal alguna respecto de doña Carmen Campos Truquillo…

Carmencita: (Interrumpe) Trujillo

Abogada: Perdón… Trujillo… al no existir infracción penal respecto de mi defendida, tampoco existe responsabilidad penal. Como tampoco existen circunstancias modificativas de la responsabilidad penal. Por tales motivos, no procede imponer pena alguna. (Se sienta)

Carmencita: (A su abogada) ¡Muy bien dicho, abogada! ahora solo tiene que decir que soy inocente

Abogada: Pero si acabo de decirlo…

Carmencita: ah…

Juez Lamata: Pues no sé a vosotros, pero a mí me ha convencido esta señora. Dictamino que la acusada es ¡inocente! (golpea el mallete)

(Se forma un pequeño alboroto en la sala, entre miradas, malas caras, cuchicheos)

Fiscal: (Al oído del juez) Mira que te he dicho veces que no consumas en el trabajo, el juez no dictamina, eso lo hago yo que soy el fiscal.

Juez Lamata: Perdona, si tienes razón…  pero entonces ¿el juez qué hace?

Fiscal: El juez falla

Juez Lamata: Ah, pues entonces lo estoy haciendo bien… fallar, estoy fallando. Bueno, a ver… (lee) doña Carmen Campos Trujillo, póngase en pie (Carmencita se levanta). (Sigue leyendo) Se le informa de su derecho a no declarar contra sí misma y a no confesarse culpable.

Carmencita: ¡Si es que soy inocente!

Juez Lamata: ¡Convencido! el fiscal dictamina que la acusada es inocente (golpea el mallete) (al fiscal) ¿lo he dicho bien ahora?

Fiscal: (Al juez por lo bajini) ¡Fatal! … llamo a declarar a la acusada (Carmencita se pone de pie de nuevo). Doña Carmen, las cámaras de seguridad de un supermercado la sitúan en el lugar de los hechos el día 1 de enero de 2022 a las 5:00 horas de la mañana…

Carmencita: Ya lo he dicho mil veces, que esa persona no era yo

Fiscal: Pues según un estudio de la policía científica, utilizando la más avanzada de las tecnologías que existen actualmente en el mercado, la identifican como usted

Carmencita: ¿Quién no tiene una doble vida?

Fiscal: ¿Cómo dice?

Carmencita: Quiero decir… ¿quién no tiene una doble en esta vida?

Fiscal: Entiendo… señora Carmen Campos, ¿dónde se encontraba usted el día 1 de enero de 2022 a las 5:00 horas de la mañana?

Carmencita: Pues en mi cama durmiendo a pata suelta, oiga y bien a gusto

Fiscal: Entiendo… ¿tiene algún testigo que lo pueda corroborar?

Carmencita: Pues… si, él (señalando al juez Lamata)

Fiscal: ¿Quién?

Carmencita: Quiero decir… a mi marido

Fiscal: ¿Su marido estaba con usted?

Carmencita: Hombre, es que si a las 5 de la mañana no está mi marido en casa conmigo es que… ¡lo mato!

Fiscal: ¿Está diciendo que ha tenido impulsos homicidas hacia su marido?

Carmencita: ¡No! bueno… hoy sí lo he tenido…

Abogada: ¡Protesto!

Juez Lamata: ¡Yo también protesto! perdón, quería decir que se acepta la protesta de la abogada (golpea el mallete)

Abogada: (Se levanta de la silla) Solicito la presencia del marido de mi representada como testigo principal.

Carmencita: ¿Mi marido?

Juez Lamata: (Muy nervioso) ¡Protesto! ¡solicitud denegada! (golpea el mallete varias veces, muy nervioso) ¡acérquense al estrado!

(El fiscal y la abogada se van acercando a su mesa)

Juez Lamata: ¡Mejor la reunión en mi despacho! (señalando con el brazo el lado izquierdo del escenario)

(EL fiscal y la abogada se marchan al despacho del juez, por el lado izquierdo del escenario)

Juez Lamata: Reunión de todos, usted también Virginia

 (Todos entran en el despacho, el juez es el último en entrar, pero justo se queda un momento para hablar con Carmencita)

11º Escena

Juez Lamata: Pero ¿qué te pasa, mujer?

Carmencita: (Indignada) No sé a qué te refieres

Juez Lamata: Intento ayudarte y lo estás liando aún más… ¿qué es eso de que quieres matar a tu marido?

Carmencita: Pues que justamente hoy se me ha caído la venda de los ojos

Juez Lamata: ¿Pero qué venda?

Carmencita: Que me he enterado de todo Manolo, tu aventura con tu secretaria… y con una tal Puri… ¡joder Manolo! ¡que te pones sujetador de mujer! ¡y no me has contado nunca nada!

Juez Lamata: Cariño, te recuerdo que me estoy haciendo pasar por otra persona… todas esas historias son del verdadero juez Lamata, ¡no de tu Manolo querido!

Carmencita: Pero si tú mismo me dijiste que ese juez era lo más limpio y puro que había en este país.

Juez Lamata: Pues imagínate cómo serán los demás…

Carmencita: (Aún enfadada) Muy gracioso…

Juez Lamata: Ay mujer, me equivoqué un poquito ¿vale?

Carmencita: ¿Solo un poquito?

Juez Lamata: Ahora tenemos que pensar ¿qué le vamos a contar a tu abogada y al fiscal? para que yo no venga a declarar como testigo

Carmencita: Pero si tú eres el juez

Juez Lamata: ¡Mi otro yo!, ¡el otro Manolo!

Carmencita: Ah es verdad …. ay, qué lío más gordo tengo

(En ese momento entra la mujer del médico forense. Muy nerviosa)

Mujer del médico forense: ¡Por fin lo encontré! ¡ay Dios mío! tiene que marcharse corriendo ahora mismo o mi marido lo matará, viene para acá…

Juez Lamata: Pero ¿usted quién es, señora?

Carmencita: ¡Ay, Virgencita!  

(Carmencita retira al juez Lamata para hablar con él con más intimidad; mientras tanto Pilar, moviéndose de un lado a otro muy nerviosa, mirando hacia la puerta)

Carmencita: ¡Esta mujer es la verdadera esposa del juez!

Juez Lamata: Pero eso no puede ser… si el juez Lamata no tiene esposa

Carmencita: Pues te habrás equivocado otra vez. Que mis fuentes son fidedignas al 100%.

Juez Lamata: Entonces habrá conseguido soltarse…

Carmencita: ¡Y viene a matarte! ¡hagamos caso a su mujer y huyamos!

Juez Lamata: Tienes razón cariño, hagamos las maletas y larguémonos muy lejos de aquí…

Carmencita: ¿A dónde?

Juez Lamata: A China, por ejemplo… que me quiero operar de nuevo…

Carmencita: ¿Otra vez?

Juez Lamata: No pienso volver a ser juez en mi vida…

Carmencita: Está bien amor mío, contigo hasta el fin del mundo…

Mujer del médico forense: ¡Corra! ¡corra!

Juez Lamata: (A Pilar) De acuerdo señora, me marcho, pero me llevo a esta mujer conmigo… (coge la mano de Carmencita y se marchan corriendo)

12º Escena

(Justo en ese momento vuelven a salir del despacho el fiscal, la secretaria y la abogada)

Fiscal: ¿Qué ocurre aquí con tantos gritos?

Secretaria: ¿Dónde está el juez Lamata?

Abogada: ¿Dónde está mi representada?

Mujer del médico forense: (Llorando) ¡Hoy ha sido un día horrible!

Fiscal, secretaria y abogada: ¡Pero ¿qué ha pasado?!

(En ese momento entra el médico forense gritando)

Médico forense: ¡¿Dónde te has metido mezquino?!

Fiscal, secretaria y abogada: ¡¿Quién?!

Mujer del médico forense: ¡No lo hagas, cariño! te lo suplico…

Médico Forense: (Se cogen de la mano) Tranquila, no voy a cometer ninguna locura, solo voy a denunciarlo

Fiscal, secretaria y abogada: ¡¿A quién?!

Médico forense: Al juez Lamata

Fiscal, secretaria y abogada: ¡¿Por qué?!

Mujer del médico forense: Ha estado chantajeando a mi marido durante 20 años para traficar con drogas

Médico forense: Tengo todas las pruebas necesarias contra el juez, ¿dónde se encuentra?

Mujer del médico forense: ¡Se escapó corriendo!

Secretaria: Ay, que me da algo

Abogada: Tranquila, mujer

Mujer del médico forense: Se marchó con una mujer, creo que era su rehén

Abogada: ¡Mi representada! ay, que me da algo

Secretaria: Tranquila, mujer

Fiscal: (Pensando en voz alta) Ya entiendo de donde sacaba la mercancía, el cabroncete, nunca me lo quiso contar…

Médico Forense: ¿Cómo dice señor fiscal?

Fiscal: Nada, nada, estaba diciendo que abriré una orden de búsqueda y captura contra el juez Lamata

Mujer del médico forense: ¡Hazlo ya! (agarrándole la toga al fiscal) ¡un hombre muy peligroso anda suelto!

Fiscal: ¡Que voy señora! ¡suélteme! (llama con su móvil)

(Todos, muy atentos, rodean al fiscal mientras él va hablando por teléfono)

Fiscal: Buenos días, soy el fiscal don Josemi García, es urgente… de acuerdo, espero… … eso es… ajam… una orden de búsqueda y captura… contra el juez Lamata… sí, ha oído bien… eso es… así es… ajam (cuelga) solucionado, se acaba de abrir diligencia contra el juez Lamata, la policía ya está al tanto…

13º Escena

(En ese momento entra por el lado de la derecha el verdadero juez Lamata en calzoncillos, pero cubierto por una manta sobre los hombros, acompañado de dos policías)

Juez Lamata: Tiene que estar por aquí, ocupando mi puesto, lleva mi ropa… ¡buscarlo!

Fiscal: Pero menuda rapidez ¡bravo por el cuerpo de policía que tenemos!

(Todos aplauden mientras las dos policías saludan dando las gracias emocionadas)

Juez Lamata: Pero ¿qué hacéis? ¡no es momento de aplausos ni de chorradas!

Fiscal: Señor Lamata queda usted detenido por chantaje y tráfico de estupefacientes.

Juez Lamata: Don Josemi, pero si tú mismo me comprabas…

Fiscal: (Interrumpe) ¡Está claro que este hombre ha perdido la cabeza y no sabe lo que dice!

Abogada: ¡También es culpable de secuestrar a mi cliente! ¿dónde has guardado su cadáver?

Juez Lamata: ¿¿¿Cómo??? pero ¡si soy yo el que ha sido víctima de un secuestro!

Mujer de médico forense: Que yo lo vi, con mis propios ojos, como te la llevabas

Juez Lamata: ¡Señora¡¡que han usurpado mi identidad! el que vio no era yo ¡hay otro juez Lamata! ¡haciéndose pasar por mí!

Mujer del médico forense: (Con ironía) Si… ya… ¿durante 20 años?

Juez Lamata: ¿Eh? no… solo esta mañana

Mujer del médico forense: No hay más preguntas, señoría…

Fiscal: (A la policía) Por favor, llevarlo al calabozo…

Juez Lamata: ¡Pero don Josemi, amigo mío!

Fiscal: Que conste en acta que yo a este hombre no lo conozco de nada (se marcha el fiscal)

Médico forense: Mañana lo veré en mi consulta. Tengo que hacerle una inspección médica y psicológica muy profunda…

Juez Lamata: ¿A mí?

Médico forense: Pero tranquilo, es algo rutinario, no le dolerá mucho (se marcha riéndose como un loco) (la esposa lo sigue y se marcha también)

Abogada: Tome mi tarjeta, le hará falta (le entrega su tarjeta de presentación y se marcha también)

Juez Lamata: (A Virginia) Pero bichito mío, ¿tú también estás con ellos?

Secretaria: No lo sé… y ¿por qué no le preguntas a tu esposa?… a ver qué opina sobre este tema…

Juez Lamata: Pero si yo no tengo esposa…

Secretaria: No decías lo mismo esta mañana…

Juez Lamata: ¡El de esta mañana no era yo!

Secretaria: (Con ironía) Claro, claro… no podías ser tú, porque estabas secuestrado ¿no?

Juez Lamata: Exacto

Secretaria: El próximo cuento el de los tres cerditos ¿vale?

Juez Lamata: Pero bichito, ¿por qué no me crees?

Secretaria: Querido… porque ¡has perdido el juicio! (se marcha)

Juez Lamata: Pero bichito, ¡no te vayas! ¡no me dejes!

(Se queda solo el juez Lamata sujetado por ambas policías)

Juez Lamata: (Pensando en voz alta y mirando al público) Y ahora ¿qué me queda? (con tristeza)

Policía 1 y 2: ¿la quinta enmienda?

Juez Lamata: ¿Y si solicitamos un vis a vis? (observa a ambas policías con miradas lascivas)

Policía 2: Por mí… bien (le guiña un ojo)

Policía 1: Por mí también…

(Los tres se ríen con picardía mientras se va oscureciendo la escena poco a poco)

FIN

 

* Esta obra de teatro está debidamente registrada en el Registro Territorial de la Propiedad Intelectual de Andalucía (RTA-2233-20).

Contacto con la autora: marchicon24@hotmail.com